Domingo, 5 de diciembre 2021. León, Gto.
Por Josué Saldaña.
Sábado por la noche en la ciudad de León, la Perla del Bajío, estaba de fiesta y se sentía la vibra de una semifinal más en el mítico 5 veces mundialista Nou Camp.
Las 21:00 horas era la hora de reunión, en el estadio y en las casa de aficionados regiomontanos y leoneses, la hora pactada se fue acercando, conforme íbamos llegando a la hora del partido en la ciudad del calzado empezó a tornarse de verde, el recibimiento para el equipo Esmeralda haciéndole un pasillo fue inmejorable, la afición verde y blanca sabía que podían hacer la hombrada, los de tigres eran pocos pero nunca dejando jugar a su equipo solo.
La gente empezó a ingresar al estadio y de apoco fueron tomando sus lugares, la afición local esperando poder dar un recibimiento también dentro de la cancha a su equipo aunque fuera abajo en el marcador. Trapos, mosaico, banderas, cánticos, humo verde y blanco, así se tornó el estadio cuando saltaron los protagonistas a la cancha.
Todo listo para que arrancará el partido que definiría al primer semifinalista del fútbol mexicano, César Arturo Ramos daba el pitado inicial para poder comenzar el juego; la “Fiera” comenzaba ofensivo, atacando sabiendo que con un gol le bastaba para poder acceder a la gran final, fueron pasando los minutos y antes del 10’ apareció Ángel Mena definir de frente a Nahuel Guzmán para poner al frente a su equipo, el graderío estalló a sabiendas de que su equipo había conseguido lo más importante, pegar primero.
Pero allá en un rincón del Nou Camp había unos aficionados “Auriazules” que no dejaban de alentar a pesar del balde de agua fría que fue para ellos la anotación, pero en poco tiempo lograron anotar después de una mala marcación defensiva, apareció Diego Reyes para ponerla en el fondo de la red y poner de nueva cuenta las cosas cuesta arriba para los de Ariel Holan. Así fue cómo estalló la gente que hizo el viaje desde Nuevo León para alentar a su equipo y soñaban con llegar a una final más.
Se fueron diluyendo los minutos y se consumió la primera mitad, las cosas estaban parejas y todavía quedaba mucho por escribirse, cuarenta y cinco minutos de tensión para ambos lados.
Comenzaba el segundo lapso y León se veía que era que proponía, el que tenía la pelota y era claro porque era el que iba a abajo en el marcador, Tigres aguantaba para tratar de buscar una contra, él graderío era un mar de nervios y más por parte de los locales que se mordían las uñas, mordían los vasos de cerveza y llevaban el conteo de los minutos.
Llegábamos a la recta final del partido y la gente local volvió a encenderse después de varios ataques de su equipo, mientras que el “Patón” era el que se estaba vistiendo de héroe para llevar a su equipo a la siguiente instancia, hasta que en una jugada apareció Jean Meneses para mandarle un centro tendido para Ángel Mena y ponerla dentro de la portería. El estadio estalló por completo, la gente se abrazaba sin conocerse, aplaudían, se tomaban la cabeza, incluso algunos lloraban, sabían que había sido una fase muy sufrida, los jugadores de la banca se metían al campo a festejar y se empezó a desatar la bronca en la banca de los Tigres.
Después de la trifulca, nos dieron a conocer que había dos expulsados, Osvaldo Rodríguez y Luis Quiñones, a los verdes aún les tocaría aguantar siete agónicos minutos más para estar después de un año en una nueva final del fútbol mexicano.
La desesperación comenzó por el lado de los visitantes, aquella parcialidad vestida de amarillo y azul se quedó fría tras el gol y no se veía cómo pudieran responder, hasta que el árbitro central pitó el final.
Por un lado veíamos felicidad y júbilo, mientras que en aquella esquina veíamos miradas desoladas y desconcertadas.
León ante la adversidad, ante los pronósticos ante la historia logró sacar el pase a la gran final y espera a Pumas o al Atlas.